La Recoleta es probablemente uno de los lugares más diversos de Buenos Aires. Espacios verdes, centros culturales, edificios de estilo parisino y otros modernos. Pero principalmente arte esparcido por doquier.
La recoleta debe su nombre al antiguo Convento de los monjes Recoletos. Uno de los lugares más conocidos de este barrio es su cementerio, diseñado por el francés Prosper Catelin, por iniciativa del presidente Bernardino Rivadavia, e inaugurado en 1822.
Frente a este cementerio encontramos la erróneamente conocida como Plaza Francia, pues su verdadero nombre es Plaza Intendente Alvear, famosa ante locales y extranjeros por su feria artesanal o “feria hippie” como algunos artesanos llaman a su lugar de trabajo.
Los artesanos exponen con orgullo su trabajo, explican con gran soltura el proceso de elaboración del producto por el que alguien se interese. Pero eso sí, no aceptan rebajas. “Este es un trabajo manual, no hay dos como éste. Yo valoro mi trabajo”, decía uno de los artesanos, Saúl Mendoza, a una turista que pedía un precio menor por unas sandalias pintadas a mano.
Por este barrio los turistas pasan y se van, pero no sin quedar marcados por la abundante presencia de artistas y artesanos, que demuestran su gran orgullo y pasión por lo que hacen. El arte en la recoleta no es la ocupación de los desempleados, es la labor de personas con vocación para comunicarse a través del color, de los sonidos y las texturas, que dicen siempre algo de su cultura.
cuando estuve parando en un hotel en buenos aires fui a ver estas ferias hippies.. la verdad son increíbles.. me compre un montón de cosas
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