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martes, 6 de julio de 2010

Cayambe pone en evidencia su diversidad gracias a las artesanías

Las fiestas de San Pedro 2010 en Cayambe se engalanaron con las manos de artesanos que organizaron una feria para exponer su creación a los cientos de personas que visitan el cantón del Norte que festeja al sol.
El pasado jueves 19 de junio abrió sus puertas la Feria Intercultural, gastronómica, productiva y artesanal, que reunió a destacados artesanos cayambeños en el patio municipal, lugar que albergó a más de 20 puestos de exhibición y venta de productos manufacturados.

Un corto pasillo era la antesala a la feria, pero música y olores se fusionaban desde mucho antes de que los ojos pudiesen ver el interior del llamado patio municipal. El primero en sentirse era el olor al tradicional hornado y de inmediato también el penetrante aroma a chinchulines a la parrilla, más conocidos en la zona como “tripas”.

Ya al interior de la feria, las mezclas eran la característica esencial. Los tejidos en lana, muy apropiados para la fría zona, colindaban con un puesto de medicinas tradicionales, donde se exponían los beneficios de plantas y frutas enfrascados en los productos “Secretos y poderes indígenas”.

Por otro extremo, pinchos de pollo acompañados de la bebida ícono de las poblaciones indígenas, “la chicha”, se codeaba con vasijas de barro perfectamente redondeadas y lizas.

El Consejo cantonal de Mujeres de Cayambe (CONMUJER), fue el organizador de este espacio de diversidad, no solo artesanal, sino étnica y cultural. Pues esta ciudad en ciernes es uno de los lugares más apetecidos por emigrantes nacionales y extranjeros, que ven en las empresas florícolas una posibilidad de empleo seguro. Idea que no está lejos de la verdad según la doctora Margarita Gómez, propulsora del proyecto.

Esta es la razón por lo que en esta feria se podía encontrar desde sacos para perros y gatos, pasando por chicha de jora y llegando a mariscos y hasta a dulces colombianos. Sin olvidar los llaveros y joyas de piedras y semillas del noroccidente del país y de insectos disecados que demostraban la diversidad de fauna de la zona.

El clima era una de las preocupaciones de los artesanos, pues el espacio era totalmente descubierto, y San Pedro amenazaba con mojar sus creaciones, y ahuyentar sus compradores, pero tras mucha amenaza, apenas una ligera llovizna mojó el piso de tierra del patio municipal, pero sin conseguir que la feria quedara vacía, por el contrario, cuando se acercaba el medio día, las ventas llegaron a su punto máximo.

Algunos artesanos aprovechaban la ausencia de clientes para probar las recetas de la “vecina”, ese era el caso de Jorge Pillajo, quien disfrutaba de un plato de empanadas de viento, hasta que se acercaba algún cliente a su puesto de cerámicas. “Todavía no hay tanta clientela, entonces hay que aprovechar el tiempo, después todo es trabajar”.

Dolores Villalba, una de las compradoras, recalcó que venía por varias porciones de hornado, pero al llegar no pudo evitar adquirir también una fuente de madera pintada a mano, que aseguró estrenaría ese mismo fin de semana. “Me parece que hay que colaborar con los artesanos, más aún cuando sus trabajos son tan bonitos”.

A las 17:00 horas se alzaron los puestos de ventas, no todos salieron conformes con sus ganacias, pero sí con la oportunidad de exponer sus productos. Y el patio municipal volvió a quedar solitario, guardando aún los olores y las huellas de los visitantes y artesanos. Quedó además en compañía de una gran cantidad de basura que permanecería allí hasta el lunes según doña Matilde, conserje del municipio de Cayambe.

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